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Verdades incómodas que alguien se atreve a decir I.

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Mensaje por Gustavo Miér Dic 24, 2008 4:08 pm

En un reciente programa de radio, de fecha 25-11-08, se reprodujo el siguiente dialogo entre la periodista Julia Otero y la actualmente magistrada de la audiencia de Barcelona Doña María Sanahuja. El tema de debate se planteaba entorno a las preguntas básicas de ¿por qué hay hombres que pegan a las mujeres? Y ¿por qué hay mujeres que lo toleran? Prácticamente al final del mismo Maria Sanahuja intervino trasladando la preocupación de un grupo de juezas de lo penal de Barcelona, ante las complicaciones que existen para resolver los casos de violencia doméstica mediante el actual sistema, junto con las denuncias falsas, y señalando las dificultades que éstas causan a mujeres maltratadas cuya credibilidad puede verse en entredicho o a hombres injustamente castigados por hechos que no se han producido o que se han exagerado, derivando en una situación que permite que “los y las perversos salgan adelante con la suya”, solicitando que la investigación y la instrucción sean lo suficientemente rigurosas antes de sentar a alguien en el banquillo, para evitar que sin investigaciones profundas puedan ser condenados inocentes o liberados culpables, situación que favorece el actual procedimiento encargado de sancionar estos delitos. Ante estas declaraciones llenas de sentido común, Julia Otero atajó a Sanahuja diciendo literalmente:

“No comparto su criterio, Vd. es jueza y yo no, pero siempre que la oigo a Vd. hablar de mujeres maltratadas, casi siempre tengo la sensación de que Vd. lo que intenta es levantar sospechas. Perdóneme pero, miré yo cuando la escucho a Vd. hablar en cualquier entrevista que le plantean o en algún artículo que hace siempre creo que Vd. no está de parte de las mujeres. Lo siento.”
Antes estas graves acusaciones de la periodista continuó el siguiente dialogo:
Maria Sanahuja: Pues mire, estoy absolutamente de parte de las mujeres.
Julia Otero: Pues no lo parece.
Begoña Aranguren: Y fíjese que yo no la había oído, pero llego a la misma conclusión.
María Sanahuja: Lo lamento profundamente, si algún día tienen tiempo pásense por los juzgados de lo penal y verán que lo que estamos haciendo está perjudicando muchísimo a las mujeres, porque...
Julia Otero: ¿Entonces que preferiría Vd., lo de antes?
María Sanahuja: No, no, para nada.
Julia Otero: ¿Otra cosa diferente?
Maria Sanahuja: Claro. El código penal como respuesta primera a un problema social nunca puede estar, tiene que ser la última respuesta y antes hay que articular otros medios.
Begoña Aranguren: Sí, pero mientras las van matando.
Maria Sanahuja: Las van matando porque lo que estamos haciendo sólo las pone en mayor situación de riesgo, cuando enviamos a una señora a su casa con un papelito que dice que el otro no se acerque y nada más, después de denunciar las hemos dejado en una situación de riesgo muchísimo mayor.

En mi opinión Doña María Sanahuja no pretende levantar sospechas, sino decir una gran verdad lo cual no tiene nada de censurable. Probablemente al posicionarse en contra de cualquier abuso y defender un sistema judicial justo y con los errores mínimos, está mucho más de parte de las mujeres de lo que pretende estarlo la propia Julia Otero. Efectivamente, las denuncias falsas dañan la credibilidad del conjunto de las denunciantes, pueden saturar el sistema judicial y limitar su eficacia hasta el punto de volverlo inoperativo o muy deficiente en el desarrollo de sus actuaciones o permitir que se malversen las ayudas destinadas a las mujeres realmente maltratadas, disminuyendo el apoyo que nuestra sociedad puede darlas, al consumir estos recursos las falsas denunciantes que no los necesitan.

Sin mencionar a los hombres inocentes que pueden ser condenados y terminar con sus vidas destrozadas por una denuncia falsa, ya que el planteamiento hecho por Julia Otero es desde un principio parcial y ginocéntrico y su crítica sólo se interesa por saber si Doña Maria Sanahuja está a favor de las mujeres, es evidente por todos los factores mencionados que si que lo está, defendiendo un punto de vista y una postura mucho más reflexionada y útil de la de quienes parecen preferir el no mencionar estos hechos, entre los cuales debe incluirse también Julia Otero, a tenor de su cortante y demagógica salida, más tendente a sembrar una desconfianza injustificada en la otra parte que a analizar el tema racionalmente.

En realidad Doña Maria Sanahuja ha demostrado tener una visión mucho más veraz, madura y profunda de lo que esta situación conlleva y está en disposición de dar a muchas personas que la critican muy buenas lecciones sobre en que consiste estar no sólo a favor de las mujeres, sino también de las personas, al mirar más allá del sexo de las partes implicadas en su valoración del actual binomio violencia doméstica y Ley Integral, como corresponde a quien de verdad busca la igualdad. Postura que dice mucho en su favor.

El trasfondo de la ley, y lo que es más importante aún, su puesta en práctica, está favoreciendo graves abusos contra hombres directamente inocentes o culpados de un modo excesivo en base a acciones que de haber sido perpetradas por mujeres habrían recibido un tratamiento legal muchísimo más leve, enjuiciándose desde un comienzo como faltas y no como delitos.

El aumento de las denuncias falsas ha sido advertido por numerosísimos colegios y asociaciones de profesionales del derecho, es decir, las personas expertas y directamente relacionadas con la materia, que han detectado desde hace ya tiempo las trampas e injusticias que la Ley Integral está favoreciendo. Y estas verdades de experta en la cuestión, de persona que ve las cosas tal como son y las dice, son las motivaciones básicas de Doña María Sanahuja, velando por el ejercicio de una labor jurídica adecuada que garantice los derechos y libertades de todas y todos. Es una lástima que un esfuerzo tan necesario y noble como éste tenga que realizarse en medio de acusaciones injustificadas, como la que tan gratuitamente le espetó Julia Otero en la mencionada entrevista, o incluso la reacción mucho más intolerante y agresiva de determinadas asociaciones seguidoras de un feminismo radical, las cuales llegaron a denunciarla en bloque frente al Consejo General del Poder Judicial, solicitando que se le advirtiese para que “en lo sucesivo se abstenga de manifestar en
público sus opiniones personales referentes a cuanto concierne y toca a leyes en
proposición o elaboración de los órganos del Poder Legislativo en materia de
Derecho de familia en todos sus aspectos, niveles y proyecciones” y para que
“se determine el apartamiento definitivo de doña MARÍA SOLEDAD SANAHUJA, de todo procedimiento judicial establecido en litigios concernientes al Derecho de familia y matrimonio, aplicable también a parejas de hecho tanto en el campo civil como penal” sólo por atreverse a reconocer que desde que se implantó la Ley Integral se ha producido un incremento de las denuncias falsas.

(Para posteriores comprobaciones, link a la denuncia de diferentes Asociaciones Feministas contra Doña Maria Sanahuja ante el Consejo General del Poder Judicial.

http://www.separadasydivorciadas.org/uploaded/escrito.pdf )

A nadie con una visión plural y tolerante le puede parecer esto un indicio de estar en contra de las mujeres y menos aún causa de una denuncia como la presentada. Lo que María Sanahuja hace es señalar los hechos, que todos tenemos derecho a conocer, más aún si están en relación con leyes novedosas, que desde su comienzo transgreden principios judiciales básicos y han sido desarrolladas desde grupos ideológicos que parecen querer reservarse la potestad exclusiva al opinar sobre ellas, cuidándose mucho de que ciertos aspectos nada favorables de las mismas trasciendan a la opinión pública, lo cual se aproxima peligrosamente a un vergonzoso e indignante ejercicio de censura, y una grave falta de respeto para la ciudadanía y todas aquellas personas que tienen derecho a declarar abiertamente lo que, por directa experiencia, saben que es cierto.

Gustavo

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